Esta era yo antes de conocer ACTIVZ:

Despertaba cada día sin energía, atrapada en un ciclo de cansancio y desmotivación. Mi cuerpo no respondía y mi mente buscaba respuestas que nunca llegaban. Hasta que decidí que merecía más que solo sobrevivir el día a día. El cambio comenzó cuando descubrí que la verdadera transformación no era solo física, sino cellular. Hoy mi sonrisa cuenta una historia diferente porque encontré la llave para activar mi potencial interior.

A los 20 años, mi vida era una montaña rusa de desafíos:

Trabajaba en una escuela con un sueldo administrativo que no alcanzaba, acumulando deudas como hojas en otoño. El estrés era mi sombra y mi salud pagaba el precio silenciosamente. Como mamá soltera de dos hijos, cada día era una carrera contra el tiempo y las limitaciones. Pero en medio del caos, algo dentro de mí despertó: el deseo de escribir una historia diferente para nosotros tres. Hoy, aquella lucha se transformó en mi mayor fortaleza, porque descubrí que los cimientos más sólidos se construyen desde la adversidad.

Vendía ropa, zapatos, era la "señora del Beltelwel"

Recoría la ciudad con una maleta llena de sueños y catálogos, llamando puertas que a veces se cerraban. Mi coche se convirtió en mi bodega, mi oficina y mi santuario en los días difíciles. Aprendí que la dignidad no está en el trabajo que tienes, sino en la pasión que le pones. Esas ventas no solo me daban para el sustento, sino que tejían mi carácter. Hoy miro atrás y veo que cada par de zapatos vendido era un paso hacia la empresaria que soy hoy.

Me registré en varias empresas, buscando desesperadamente generar más ingresos para sostener a mi familia, pero algo seguía faltando. Mi salud era una batalla constante – años visitando hospitales, probando medicamentos y suplementos que solo ofrecían soluciones temporales. En medio de la lucha, encontré ACTIVZ, pero no fue solo por negocios, sino por una última esperanza de bienestar verdadero. Gracias a mi madre, mi ángel en la tierra, que nunca me soltó la mano incluso cuando yo misma había perdido la fe. Hoy, no solo construyo un futuro financiero, sino que recuperé lo más preciado: mi salud y la certeza de que los milagros existen cuando no nos rendimos.

Descubrí que aquí no se trabaja solo

Mi camino con ACTIVZ comenzó cuando compañeras me invitaron a una conferencia epigenética en Tampico. Sin recursos, usé mi tarjeta de crédito y un auto prestado para asistir con otros líderes. Tras conocer el plan de compensación sin “candados” como en otras empresas, me registré hace 1 año 11 meses.

Descubrí que aquí no se trabaja solo, sino en equipo compartiendo estrategias y experiencias. Siguiendo el sistema, en 2 meses alcancé Rango 6 y en 6 meses el Rango 9. Logré pagar deudas, gané un viaje a Cabos y construí un patrimonio real mientras crecíamos juntos.

Uno de mis mayores sueños se hizo realidad cuando pude viajar con mi hijo y vivimos juntos la magia de ver ballenas levantar sus colas frente a nosotros. Ese momento, valió más que cualquier logro material. Luego, montamos en camello por la playa. Esas experiencias se convirtieron en recuerdos tallados en el alma, recordándome que cada esfuerzo valió la pena. Hoy sé que la verdadera riqueza está en estos regalos de vida que el emprendimiento me permitió darle a mi familia.

Durante años soñé con tener una casa que realmente fuera mía,
no solo cuatro paredes, sino un hogar lleno de luz y detalles que reflejaran nuestra esencia. Cada ventana, cada espacio lo imaginaba mientras trabajaba incansablemente, sabiendo que algún día llegaría. Con ACTIVZ, ese “algún día” llegó más rápido de lo que creía posible: en solo 1 año y 11 meses las llaves estaban en mis manos. Hoy sé que los sueños no se cumplen por casualidad, sino con determinación y el vehículo correcto. Esta casa no es solo un patrimonio, es el testimonio de que cuando cambias de estrategia, la vida cambia contigo.

Mi mayor motivación es convertirme en una persona llena de salud
para disfrutar cada momento con mi familia y recuperar el tiempo que las enfermedades me arrebataron. Por eso seguiré tomando la Tecnología Epigenética, confiando en su poder para transformar vidas desde lo más profundo de nuestras células. Y para que este bienestar sea sostenible y accesible, no dejaré de compartir esta oportunidad única que combina salud y negocio. Porque conozco la lucha de quienes buscan respuestas, merecen saber que existe un camino diferente. En ACTIVZ encontré la forma no solo de sanar, sino de construir el futuro que mi familia merece.

Hoy me levanto como una mujer renovada,
con una seguridad que nace de haber superado mis propias batallas y de saber que los límites solo existen si yo lo permito. Cada “no” del pasado se convirtió en el combustible que ahora alimenta mi determinación para dar el siguiente paso, sin miedo y con la frente en alto. Las dificultades me enseñaron que mi fuerza interior es más poderosa de lo que jamás imaginé. En ACTIVZ no solo encontré un negocio, encontré un propósito que ilumina mi camino y el de mi familia. Estoy más convencida que nunca de que aquí, trabajando en equipo y creyendo en mí, mi futuro será tan brillante como mis sueños más grandes.